martes, 1 de abril de 2008
Mt 13, 1-9 El sembrador salió a sembrar
Mateo 13
(Mt 13, 1-9) El sembrador salió a sembrar[1] Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. [2] Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. [3] Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. [4] Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. [5] Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; [6] pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. [7] Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. [8] Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. [9] ¡El que tenga oídos, que oiga!».
(C.I.C 546) Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza (cf. Mc 4, 33-34). Por medio de ellas invita al banquete del Reino (cf. Mt 22, 1-14), pero exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cf. Mt 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras (cf. Mt 21, 28-32). Las parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como una buena tierra (cf. Mt 13, 3-9)? ¿Qué hace con los talentos recibidos (cf. Mt 25, 14-30)? Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas. Es preciso entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristo para "conocer los Misterios del Reino de los cielos" (Mt 13, 11). Para los que están "fuera" (Mc 4, 11), la enseñanza de las parábolas es algo enigmático (cf. Mt 13, 10-15).
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