sábado, 19 de abril de 2008

Mt 22, 1-14 Muchos son llamados, pocos son elegidos

Mateo 22
(Mt 22, 1-14) Muchos son llamados, pocos son elegidos

[1[ Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo: [2] «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. [3] Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. [4] De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: “Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas”. [5] Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; [6] y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. [7] Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. [8] Luego dijo a sus servidores: “El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. [9] Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren”. [10] Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. [11] Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. [12] “Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?”. El otro permaneció en silencio. [13] Entonces el rey dijo a los guardias: “Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes”. [14] Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos».
(C.I.C 1243) La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha "revestido de Cristo" (Ga 3,27): ha resucitado con Cristo. El cirio que se enciende en el cirio pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son "la luz del mundo" (Mt 5,14; cf. Flp 2,15). El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Unico. Puede ya decir la oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro. (C.I.C 1244) La primera comunión eucarística. Hecho hijo de Dios, revestido de la túnica nupcial, el neófito es admitido "al festín de las bodas del Cordero" y recibe el alimento de la vida nueva, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Las Iglesias orientales conservan una conciencia viva de la unidad de la iniciación cristiana por lo que dan la sagrada comunión a todos los nuevos bautizados y confirmados, incluso a los niños pequeños, recordando las palabras del Señor: "Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis" (Mc 10,14). La Iglesia latina, que reserva el acceso a la Sagrada Comunión a los que han alcanzado el uso de razón, expresa cómo el Bautismo introduce a la Eucaristía acercando al altar al niño recién bautizado para la oración del Padre Nuestro. (C.I.C 1443) Durante su vida pública, Jesús no sólo perdonó los pecados, también manifestó el efecto de este perdón: a los pecadores que son perdonados los vuelve a integrar en la comunidad del pueblo de Dios, de donde el pecado los había alejado o incluso excluido. Un signo manifiesto de ello es el hecho de que Jesús admite a los pecadores a su mesa, más aún, él mismo se sienta a su mesa, gesto que expresa de manera conmovedora, a la vez, el perdón de Dios (cf. Lc 15) y el retorno al seno del pueblo de Dios (cf. Lc 19,9).

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