jueves, 24 de abril de 2008

Mt 25, 37-40 Señor, ¿cuándo te vimos hambriento?

(Mt 25, 37-40) Señor, ¿cuándo te vimos hambriento?
[37] Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? [38] ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? [39] ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. [40] Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
(C.I.C 1397) La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos (cf. Mt 25,40): “Has gustado la sangre del Señor y no reconoces a tu hermano. […] Deshonras esta mesa, no juzgando digno de compartir tu alimento al que ha sido juzgado digno […] de participar en esta mesa. Dios te ha liberado de todos los pecados y te ha invitado a ella. Y tú, aún así, no te has hecho más misericordioso” (S. Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios, homilia 27, 5: PG 61, 230).

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