jueves, 24 de abril de 2008

Mt 25, 14-23 Está bien, servidor bueno y fiel

(Mt 25, 14-23) Está bien, servidor bueno y fiel
[14] El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. [15] A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, [16] el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. [17] De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, [18] pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. [19] Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. [20] El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. “Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado”. [21] “Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”. [22] Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado”. [23] “Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”.
(C.I.C 2429) Cada uno tiene el derecho de iniciativa económica, y podrá usar legítimamente de sus talentos para contribuir a una abundancia provechosa para todos, y para recoger los justos frutos de sus esfuerzos. Deberá ajustarse a las reglamentaciones dictadas por las autoridades legítimas con miras al bien común (cf. Centesimus annus, 32; 34).

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