jueves, 24 de abril de 2008
Mt 25, 1-13 Estén prevenidos, porque no saben el día
Mateo 25
(Mt 25, 1-13) Estén prevenidos, porque no saben el día[1] Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. [2] Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. [3] Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, [4] mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. [5] Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. [6] Pero a medianoche se oyó un grito: “Ya viene el esposo, salgan a su encuentro”. [7] Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. [8] Las necias dijeron a las prudentes: “¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?”. [9] Pero estas les respondieron: “No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado”. [10] Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. [11] Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”, [12] pero él respondió: “Les aseguro que no las conozco”. [13] Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
(C.I.C 672) Cristo afirmó antes de su Ascensión que aún no era la hora del establecimiento glorioso del Reino mesiánico esperado por Israel (cf. Hch 1, 6-7) que, según los profetas (cf. Is 11, 1-9), debía traer a todos los hombres el orden definitivo de la justicia, del amor y de la paz. El tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio (cf. Hch 1, 8), pero es también un tiempo marcado todavía por la "tribulación" (1Co 7, 26) y la prueba del mal (cf. Ef 5, 16) que afecta también a la Iglesia (cf. 1P 4, 17) e inaugura los combates de los últimos días (1Jn 2, 18; 4, 3; 1Tm 4, 1). Es un tiempo de espera y de vigilia (cf. Mt 25, 1-13; Mc 13, 33-37).
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