miércoles, 23 de abril de 2008

Mt 24, 26-35 Mis palabras no pasarán

(Mt 24, 26-35) Mis palabras no pasarán
[26] Si les dicen: “El Mesías está en el desierto”, no vayan; o bien: “Está escondido en tal lugar”, no lo crean. [27] Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre. [28] Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres. [29] Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. [30] Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria. [31] Y él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. [32] Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. [33] Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. [34] Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. [35] El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
(C.I.C 1040) El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; sólo El decidirá su advenimiento. Entonces, El pronunciará por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos el sentido último de toda la obra de la creación y de toda la economía de la salvación, y comprenderemos los caminos admirables por los que su Providencia habrá conducido todas las cosas a su fin último. El juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte (cf. Ct 8, 6).

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