viernes, 4 de abril de 2008

Mt 14, 13-21 Todos comieron hasta saciarse

(Mt 14, 13-21) Todos comieron hasta saciarse
[13] Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. [14] Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. [15] Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». [16] Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos». [17] Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». [18] «Tráiganmelos aquí», les dijo. [19] Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. [20] Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. [21] Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
(C.I.C 1335) Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf. Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf. Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo. (C.I.C 1939) El principio de solidaridad, expresado también con el nombre de ‘amistad’ o ‘caridad social’, es una exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana (cf. Sollicitudo rei socialis, 38-40; Centesimus annus, 10): Un error capital, ‘hoy ampliamente extendido y perniciosamente propalado, consiste en el olvido de la caridad y de aquella necesidad que los hombres tienen unos de otros; tal caridad viene impuesta tanto por la comunidad de origen y la igualdad de la naturaleza racional en todos los hombres, cualquiera que sea el pueblo a que pertenezca, como por el sacrificio de redención ofrecido por Jesucristo en el altar de la cruz a su Padre del cielo, en favor de la humanidad pecadora’ (Pío XII, Summi pontificatus).

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