lunes, 12 de mayo de 2008
Mc 4, 35-41 ¿Por qué tienen miedo, no tienen fe?
(Mc 4, 35-41) ¿Por qué tienen miedo, no tienen fe?
[35] Al atardecer de ese mismo día, les dijo: «Crucemos a la otra orilla». [36] Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. [37] Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. [38] Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. [39] Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?». Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!». El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. [40] Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?». [41] Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
(C.I.C 548) Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado (cf. Jn 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Jesús (cf. Jn 10, 38). Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe (cf. Mc 5, 25-34; 10, 52; etc.). Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquél que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios (cf. Jn 10, 31-38). Pero también pueden ser "ocasión de escándalo" (cf. Mt 11, 6). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos (cf. Jn 11, 47-48); incluso se le acusa de obrar movido por los demonios (cf. Mc 3, 22).
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