martes, 27 de mayo de 2008
Mc 10, 17-22 Vende lo que tienes y dalo a los pobres
(Mc 10, 17-22) Vende lo que tienes y dalo a los pobres
[17] Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?». [18] Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. [19] Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre». [20] El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». [21] Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». [22] El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
(C.I.C 2556) El desprendimiento de las riquezas es necesario para entrar en el Reino de los cielos. "Bienaventurados los pobres de corazón" (Mt 5, 3). (C.I.C 2557) El hombre que anhela dice: "Quiero ver a Dios". La sed de Dios es saciada por el agua de la vida (cf. Jn 4,14). (C.I.C 2548) El deseo de la felicidad verdadera aparta al hombre del apego desordenado a los bienes de este mundo, y tendrá su plenitud en la visión y la bienaventuranza de Dios. ‘La promesa [de ver a Dios] supera toda felicidad […] En la Escritura, ver es poseer […]. El que ve a Dios obtiene todos los bienes que se pueden concebir’ (S. Gregorio de Nisa, De beatitudinibus, oratio 6: Gregorii Nysseni opera: PG 44, 1265).
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