domingo, 4 de mayo de 2008
Mc 1, 9-11 Tú eres mi Hijo muy querido
(Mc 1, 9-11) Tú eres mi Hijo muy querido
[9] En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. [10] Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; [11] y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección».
(C.I.C 151) Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en aquel que él ha enviado, "su Hijo amado", en quien ha puesto toda su complacencia (cf. Mc 1,11). Dios nos ha dicho que les escuchemos (cf. Mc 9,7). El Señor mismo dice a sus discípulos: "Creed en Dios, creed también en mí" (Jn 14,1). Podemos creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: "A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado" (Jn 1,18). Porque "ha visto al Padre" (Jn 6,46), él es único en conocerlo y en poderlo revelar (cf. Mt 11,27).
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