lunes, 5 de mayo de 2008

Mc 1, 16-20 Inmediatamente ellos lo siguieron

(Mc 1, 16-20) Inmediatamente ellos lo siguieron
[16] Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. [17] Jesús les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres». [18] Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. [19] Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, [20] y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
(C.I.C 787) Desde el comienzo, Jesús asoció a sus discípulos a su vida (cf. Mc 1,16-20; 3, 13-19); les reveló el Misterio del Reino (cf. Mt 13, 10-17); les dio parte en su misión, en su alegría (cf. Lc 10, 17-20) y en sus sufrimientos (cf. Lc 22, 28-30). Jesús habla de una comunión todavía más íntima entre él y los que le sigan: "Permaneced en mí, como yo en vosotros [...] Yo soy la vid y vosotros los sarmientos" (Jn 15, 4-5). Anuncia una comunión misteriosa y real entre su propio cuerpo y el nuestro: "Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 56).

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