[17] Después de unos cuantos años, vine a traer limosnas a mis compatriotas y a presentar ofrendas. [18] Así fue cómo algunos judíos de la provincia de Asia me encontraron en el Templo: yo me había purificado y no estaba provocando ninguna clase de amotinamiento ni de tumulto. [19] Son ellos los que hubieran debido presentarse ante ti para acusarme, si tenían alguna queja contra mí. [20] Por lo menos, que digan los que están aquí de qué delito me encontraron culpable cuando comparecí delante del Sanedrín. [21] A no ser que se trate de lo único que dije, puesto de pie en medio de ellos: “Hoy ustedes me juzgan a causa de la resurrección de los muertos”».
miércoles, 13 de mayo de 2009
Hch 24, 17-21 Me juzgan a causa de la resurrección
(Hch 24, 17-21) Me juzgan a causa de la resurrección
[17] Después de unos cuantos años, vine a traer limosnas a mis compatriotas y a presentar ofrendas. [18] Así fue cómo algunos judíos de la provincia de Asia me encontraron en el Templo: yo me había purificado y no estaba provocando ninguna clase de amotinamiento ni de tumulto. [19] Son ellos los que hubieran debido presentarse ante ti para acusarme, si tenían alguna queja contra mí. [20] Por lo menos, que digan los que están aquí de qué delito me encontraron culpable cuando comparecí delante del Sanedrín. [21] A no ser que se trate de lo único que dije, puesto de pie en medio de ellos: “Hoy ustedes me juzgan a causa de la resurrección de los muertos”».
[17] Después de unos cuantos años, vine a traer limosnas a mis compatriotas y a presentar ofrendas. [18] Así fue cómo algunos judíos de la provincia de Asia me encontraron en el Templo: yo me había purificado y no estaba provocando ninguna clase de amotinamiento ni de tumulto. [19] Son ellos los que hubieran debido presentarse ante ti para acusarme, si tenían alguna queja contra mí. [20] Por lo menos, que digan los que están aquí de qué delito me encontraron culpable cuando comparecí delante del Sanedrín. [21] A no ser que se trate de lo único que dije, puesto de pie en medio de ellos: “Hoy ustedes me juzgan a causa de la resurrección de los muertos”».
(C.I.C 2506) El cristiano no debe ‘avergonzarse de dar testimonio del Señor’ (2Tm 1, 8) en obras y palabras. El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe. (C.I.C 2507) El respeto de la reputación y del honor de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra de maledicencia o de calumnia. (C.I.C 2510) La regla de oro ayuda a discernir en las situaciones concretas si conviene o no revelar la verdad a quien la pide. (C.I.C 1015) Caro salutis est cardo ("La carne es soporte de la salvación") (Tertuliano, De resurrectione mortuorum, 8, 2: PL 2, 852). Creemos en Dios que es el creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne, perfección de la creación y de la redención de la carne. (C.I.C 1016) Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado, reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día. (C.I.C 1017) "Creemos […] en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora" (II Concilio de Lyon: DS 854). No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible (cf. 1Co 15, 42), un "cuerpo espiritual" (1Co 15, 44).
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