domingo, 10 de mayo de 2009

Hch 23, 11-17 El Señor se apareció a Pablo

Hch 23, 11-17 El Señor se apareció a Pablo
[11] A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «Ánimo, así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma». [12] Al amanecer, los judíos se confabularon y se comprometieron bajo juramento a no comer ni beber, hasta no haber matado a Pablo. [13] Los comprometidos en la conjuración eran más de cuarenta. [14] Fueron al encuentro de los sumos sacerdotes y los ancianos, y les dijeron: «Nosotros nos hemos comprometido bajo juramento a no probar nada antes de haber matado a Pablo. [15] Pónganse de acuerdo con el Sanedrín, y propongan al tribuno que lo haga comparecer delante de ustedes con el pretexto de examinar más exactamente su causa; nosotros, por nuestra parte, estaremos preparados para matarlo en el camino». [16] Pero un sobrino de Pablo, al enterarse de la emboscada, se dirigió a la fortaleza y entró para prevenir a Pablo. [17] Este, llamando a uno de los centuriones, le dijo: «Acompaña a este muchacho hasta donde está el tribuno, porque tiene algo que comunicarle».
(C.I.C 662) "Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32). La elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Es su comienzo. Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, “no […] penetró en un Santuario hecho por mano de hombre [...], sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9, 24). En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. "De ahí que pueda salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor" (Hb 7, 25). Como "Sumo Sacerdote de los bienes futuros" (Hb 9, 11), es el centro y el oficiante principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos (cf. Ap 4, 6-11).

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