martes, 12 de mayo de 2009

Hch 24, 10-16 Sirvo al Dios de mis padres

(Hch 24, 10-16) Sirvo al Dios de mis padres
[10] Cuando el gobernador hizo señas a Pablo de que hablara, este respondió: «Con entera confianza voy a defender mi causa, porque sé que gobiernas esta nación desde hace varios años. [11] Como tú mismo puedes averiguarlo, no hace todavía doce días que subí en peregrinación a Jerusalén [12] y nunca se me vio ni en el Templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad, discutiendo con alguien o amotinando a la gente. [13] Ellos tampoco pueden probarte aquello de lo que me acusan ahora. [14] Pero sí te confieso que sirvo al Dios de mis padres, siguiendo el Camino que mis acusadores consideran una secta. Creo en todo lo que está contenido en la Ley y escrito en los Profetas, [15] y tengo la misma esperanza en Dios que ellos tienen: la esperanza de que habrá una resurrección de justos y pecadores. [16] Por eso trato de conservar siempre una conciencia irreprochable delante de Dios y de los hombres.
(C.I.C 1794) La conciencia buena y pura es iluminada por la fe verdadera. Porque la caridad procede al mismo tiempo ‘de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera’ (1Tm 1,5; 3, 9; 2Tm 1, 3; 1P 3, 21; Hch 24, 16). “Cuanto mayor es el predominio de la conciencia recta, tanto más las personas y los grupos se apartan del arbitrio ciego y se esfuerzan por adaptarse a las normas objetivas de moralidad” (Gaudium et spes, 16). (C.I.C 2504) ‘No darás falso testimonio contra tu prójimo’ (Ex 20, 16). Los discípulos de Cristo se han ‘revestido del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad’ (Ef 4, 24). (C.I.C 2505) La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse verdadero en sus actos y en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía. (C.I.C 2508) La mentira consiste en decir algo falso con intención de engañar al prójimo. (C.I.C 2509) Una falta cometida contra la verdad exige reparación.

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