viernes, 1 de mayo de 2009
Hch 20, 7-12 No se alarmen, porque está vivo
(Hch 20, 7-12) No se alarmen, porque está vivo
[7] El primer día de la semana, cuando nos reunimos para partir el pan, Pablo, que debía salir al día siguiente, dirigió la palabra a la asamblea y su discurso se prolongó hasta la medianoche. [8] La habitación donde nos habíamos reunido estaba muy iluminada. [9] Un muchacho llamado Eutico, que se había sentado en el borde de la ventana, tenía mucho sueño y se dormía mientras Pablo hablaba, hasta que, vencido por el sueño, se cayó desde el tercer piso. Cuando lo levantaron, estaba muerto. [10] Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo: «No se alarmen, porque está vivo». [11] Volvió a subir, partió el pan y comió. Luego siguió hablando mucho tiempo hasta el amanecer; y después salió. [12] En cuanto al muchacho, lo llevaron a su casa con vida, y todos se sintieron muy reconfortados.
(C.I.C 1343) Era sobre todo "el primer día de la semana", es decir, el domingo, el día de la resurrección de Jesús, cuando los cristianos se reunían para "partir el pan" (Hch 20,7). Desde entonces hasta nuestros días la celebración de la Eucaristía se ha perpetuado, de suerte que hoy la encontramos por todas partes en la Iglesia, con la misma estructura fundamental. Sigue siendo el centro de la vida de la Iglesia. (C.I.C 1329) Banquete del Señor (cf. 1Co 11,20) porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero (cf. Ap 19,9) en la Jerusalén celestial. Fracción del pan porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia (cf. Mt 14,19; 15,36; Mc 8,6.19), sobre todo en la última Cena (cf. Mt 26,26; 1Co 11,24). En este gesto los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (cf. Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas (cf. Hch 2,42.46; 20,7.11). Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él (cf. 1Co 10,16-17). Asamblea eucarística (synaxis), porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Iglesia (cf. 1Co 11,17-34). (C.I.C 994) Pero hay más: Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él (cf. Jn 5, 24-25; 6, 40) y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre (cf. Jn 6, 54). En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7, 11-17; Jn 11), anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único, El habla como del "signo de Jonás" (Mt 12, 39), del signo del Templo (cf. Jn 2, 19-22): anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte (cf. Mc 10, 34).
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