sábado, 24 de enero de 2015

357. ¿De qué modo la vida moral cristiana está vinculada a la fe y a los sacramentos? (Segunda parte - continuación)



357. ¿De qué modo la vida moral cristiana está vinculada a la fe y a los sacramentos? (Segunda parte - continuación)  


(Compendio 357) Lo que se profesa en el Símbolo de la fe, los sacramentos lo comunican. En efecto, con ellos los fieles reciben la gracia de Cristo y los dones del Espíritu Santo, que les hacen capaces de vivir la vida nueva de hijos de Dios en Cristo, acogido con fe. «Cristiano, reconoce tu dignidad» (San León Magno).

Resumen

(C.I.C 1696) El camino de Cristo ‘lleva a la vida’, un camino contrario ‘lleva a la perdición’ (Mt 7,13; Cf... Dt 30, 15-20). La parábola evangélica de los dos caminos está siempre presente en la catequesis de la Iglesia. Significa la importancia de las decisiones morales para nuestra salvación. ‘Hay dos caminos, el uno de la vida, el otro de la muerte; pero entre los dos, una gran diferencia’ (Didaché, 1, 1).

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 1697) En la catequesis es importante destacar con toda claridad el gozo y las exigencias del camino de Cristo (Cf. Catechesi tradendae, 29). La catequesis de la ‘vida nueva’ en Él (Rm 6, 4.) será: — una catequesis del Espíritu Santo, Maestro interior de la vida según Cristo, dulce huésped del alma que inspira, conduce, rectifica y fortalece esta vida; — una catequesis de la gracia, pues por la gracia somos salvados, y también por la gracia nuestras obras pueden dar fruto para la vida eterna; — una catequesis de las bienaventuranzas, porque el camino de Cristo está resumido en las bienaventuranzas, único camino hacia la dicha eterna a la que aspira el corazón del hombre; — una catequesis del pecado y del perdón, porque sin reconocerse pecador, el hombre no puede conocer la verdad sobre sí mismo, condición del obrar justo, y  sin el ofrecimiento del perdón no podría soportar esta verdad; — una catequesis de las virtudes humanas que haga captar la belleza y el atractivo de las rectas disposiciones para el bien; — una catequesis de las virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad que se inspire ampliamente en el ejemplo de los santos; — una catequesis del doble mandamiento de la caridad desarrollado en el Decálogo; — una catequesis eclesial, pues en los múltiples intercambios de los ‘bienes espirituales’ en la ‘comunión de los santos’ es donde la vida cristiana puede crecer, desplegarse y comunicarse.       

Para la reflexión

(C.I.C 1698) La referencia primera y última de esta catequesis será siempre Jesucristo que es ‘el camino, la verdad y la vida’ (Jn 14,6). Contemplándole en la fe, los fieles de Cristo pueden esperar que Él realice en ellos sus promesas, y que amándolo con el amor con que Él nos ha amado realicen las obras que corresponden a su dignidad: “Te ruego que pienses […] que Jesucristo, Nuestro Señor, es tu verdadera Cabeza, y que tú eres uno de sus miembros. […] Él es con relación a ti lo que la cabeza es con relación a sus miembros; todo lo que es suyo es tuyo, su espíritu, su corazón, su cuerpo, su alma y todas sus facultades, y debes usar de ellos como de cosas que son tuyas, para servir, amar y glorificar a Dios. Tú eres de Él como los miembros lo son de su cabeza. Así desea Él ardientemente usar de todo lo que hay en ti, para el servicio y la gloria de su Padre, como de cosas que son de Él”. (San Juan Eudes, Le Coeur admirable del la Très Sacrée Mère de Dieu, 1, 5: Oeuvres complètes, v. 6 (Paris 1908) p. 113-114). “Para mí la vida es Cristo” (Flp 1, 21). [Fin]

(Siguiente pregunta: ¿Cuál es la raíz de la dignidad de la persona humana?)

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