lunes, 19 de enero de 2015
353. ¿Qué formas de piedad popular acompañan la vida sacramental de la Iglesia?
(Compendio 353) El sentido religioso del pueblo cristiano
ha encontrado en todo tiempo su expresión en formas variadas de piedad, que
acompañan la vida sacramental de la Iglesia, como son la veneración de las
reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el
«Vía crucis», el Rosario. La Iglesia, a la luz de la fe, ilumina y favorece las
formas auténticas de piedad popular.
Resumen
(C.I.C 1679) Además de la
liturgia, la vida cristiana se nutre de formas variadas de piedad popular,
enraizadas en las distintas culturas. Esclareciéndolas a la luz de la fe, la
Iglesia favorece aquellas formas de religiosidad popular que expresan mejor un
sentido evangélico y una sabiduría humana, y que enriquecen la vida cristiana.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1674) Además de la liturgia
sacramental y de los sacramentales, la catequesis debe tener en cuenta las
formas de piedad de los fieles y de religiosidad popular. El sentido religioso
del pueblo cristiano ha encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas
variadas de piedad en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la
veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las
procesiones, el via crucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas,
etc. (Cf. Concilio de Nicea II: DS 601; 603; Concilio de Trento: DS 1822). (C.I.C
1675) Estas
expresiones prolongan la vida litúrgica de la Iglesia, pero no la sustituyen:
"Pero conviene que estos ejercicios se organicen teniendo en cuenta los
tiempos litúrgicos para que estén de acuerdo con la sagrada liturgia, deriven
en cierto modo de ella y conduzcan al pueblo a ella, ya que la liturgia, por su
naturaleza, está muy por encima de ellos" (Sacrosanctum Concilium, 13).
Para la reflexión
(C.I.C 1676) Se necesita un
discernimiento pastoral para sostener y apoyar la religiosidad popular y, llegado
el caso, para purificar y rectificar el sentido religioso que subyace en estas
devociones y para hacerlas progresar en el conocimiento del Misterio de Cristo.
Su ejercicio está sometido al cuidado y al juicio de los obispos y a las normas
generales de la Iglesia (Cf. Catechesi
tradendae, 54). “La religiosidad del pueblo, en
su núcleo, es un acervo de valores que responde con sabiduría cristiana a los
grandes interrogantes de la existencia. La sabiduria popular católica tiene una
capacidad de síntesis vital; así lleva conjunta y creadoramente lo divino y lo
humano; Cristo y María, espíritu y cuerpo; comunión e institución; persona y
comunidad; fe y patria, inteligencia y afecto. Esa sabiduría es un humanismo
cristiano que afirma radicalmente la dignidad de toda persona como hijo de
Dios, establece una fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y
a comprender el trabajo y proporciona las razones para la alegría y el humor,
aun en medio de una vida muy dura. Esa sabiduría es también para el pueblo un
principio de discernimiento, un instinto evangélico por el que capta
espontáneamente cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuándo se lo vacía
y asfixia con otros intereses” (III Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Puebla. La
Evangelización en el presente y el futuro de América Latina, 448 (Bogotà
1979; Cf. Evangelii nuntiandi, 48).
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