jueves, 8 de enero de 2015
345. ¿Qué se exige cuando uno de los esposos no es católico? (Primera parte)
(Compendio 345) Para ser lícitos, los matrimonios mixtos
(entre católico y bautizado no católico) necesitan la licencia de la autoridad
eclesiástica. Los matrimonios con disparidad de culto (entre un católico y un
no bautizado), para ser válidos necesitan una dispensa. En todo caso, es
esencial que los cónyuges no excluyan la aceptación de los fines y las
propiedades esenciales del Matrimonio, y que el cónyuge católico confirme el
compromiso, conocido también por el otro cónyuge, de conservar la fe y asegurar
el Bautismo y la educación católica de los hijos.
Resumen
(C.I.C 1664) La unidad, la
indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad son esenciales al matrimonio. La
poligamia es incompatible con la unidad del matrimonio; el divorcio separa lo
que Dios ha unido; el rechazo de la fecundidad priva la vida conyugal de su "don
más excelente", el hijo (Gaudium et
spes, 50).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1665) Contraer un nuevo
matrimonio por parte de los divorciados mientras viven sus cónyuges legítimos
contradice el plan y la ley de Dios enseñados por Cristo. Los que viven en esta
situación no están separados de la Iglesia pero no pueden acceder a la comunión
eucarística. Pueden vivir su vida cristiana sobre todo educando a sus hijos en
la fe.
Para la reflexión
(C.I.C 1634) La diferencia de
confesión entre los cónyuges no constituye un obstáculo insuperable para el
matrimonio, cuando llegan a poner en común lo que cada uno de ellos ha recibido
en su comunidad, y a aprender el uno del otro el modo como cada uno vive su
fidelidad a Cristo. Pero las dificultades de los matrimonios mixtos no deben
tampoco ser subestimadas. Se deben al hecho de que la separación de los
cristianos no se ha superado todavía. Los esposos corren el peligro de vivir en
el seno de su hogar el drama de la desunión de los cristianos. La disparidad de
culto puede agravar aún más estas dificultades. Divergencias en la fe, en la
concepción misma del matrimonio, pero también mentalidades religiosas distintas
pueden constituir una fuente de tensiones en el matrimonio, principalmente a
propósito de la educación de los hijos. Una tentación que puede presentarse
entonces es la indiferencia religiosa. (Continua)
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