martes, 5 de mayo de 2015
434. «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?» (Mt 19, 16)
(Compendio 434) Al joven que le pregunta «Maestro, ¿qué
he de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?», Jesús responde: «Si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos», y después añade: «Ven y
sígueme» (Mt 19, 16). Seguir a Jesús implica cumplir los Mandamientos. La Ley
no es abolida. Por el contrario, el hombre es invitado a encontrarla en la
persona del divino Maestro, que la realiza perfectamente en sí mismo, revela su
pleno significado y atestigua su perennidad.
Resumen
(C.I.C 2075) ‘¿Qué he de hacer yo de bueno para conseguir la
vida eterna?’ - ‘Si […] quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’ (Mt
19, 16-17).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2052) ‘Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para
conseguir la vida eterna?’ Al joven que le hace esta pregunta, Jesús responde
primero invocando la necesidad de reconocer a Dios como ‘el único Bueno’, como
el Bien por excelencia y como la fuente de todo bien. Luego Jesús le declara:
‘Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’. Y cita a su
interlocutor los preceptos que se refieren al amor del prójimo: ‘No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás testimonio falso, honra a tu
padre y a tu madre’. Finalmente, Jesús resume estos mandamientos de una manera
positiva: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Mt 19, 16-19). (C.I.C 2054)
Jesús recogió los diez mandamientos, pero manifestó la fuerza del Espíritu
operante ya en su letra. Predicó la ‘justicia que sobre pasa la de los escribas
y fariseos’ (Cf... Mt 5, 20), así como la de los paganos (Cf. Mt 5, 46-47).
Desarrolló todas las exigencias de los mandamientos: ‘habéis oído que se dijo a
los antepasados: No matarás [...]. Pues yo os digo: Todo aquel que se
encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal’ (Mt 5, 21-22).
Para la reflexión
(C.I.C 2053) A esta primera respuesta se añade una segunda:
‘Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y
tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme’ (Mt 19, 21). Esta
respuesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo implica cumplir los
mandamientos. La Ley no es abolida (Cf. Mt 5, 17), sino que el hombre es
invitado a encontrarla en la Persona de su Maestro, que es quien le da la
plenitud perfecta. En los tres evangelios sinópticos la llamada de Jesús,
dirigida al joven rico, de seguirle en la obediencia del discípulo, y en la
observancia de los preceptos, es relacionada con el llamamiento a la pobreza y
a la castidad (Cf. Mt 19, 6-12. 21. 23-29). Los consejos evangélicos son
inseparables de los mandamientos.
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