jueves, 14 de mayo de 2015
442. ¿Qué implica la afirmación de Dios: «Yo soy el Señor tu Dios» (Ex 20, 20)? (Primera parte)
(Compendio 442) La afirmación: «Yo soy el Señor tu Dios»
implica para el fiel guardar y poner en práctica las tres virtudes teologales,
y evitar los pecados que se oponen a ellas. La fe cree en Dios y rechaza todo lo
que le es contrario, como, por ejemplo, la duda voluntaria, la incredulidad, la
herejía, la apostasía y el cisma. La esperanza aguarda confiadamente la
bienaventurada visión de Dios y su ayuda, evitando la desesperación y la
presunción. La caridad ama a Dios sobre todas las cosas y rechaza la
indiferencia, la ingratitud, la tibieza, la pereza o indolencia espiritual y el
odio a Dios, que nace del orgullo.
Resumen
(C.I.C 2133) ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma y con todas tus fuerzas’ (Dt 6, 59). (C.I.C 2134) El primer
mandamiento llama al hombre para que crea en Dios, espere en Él y lo ame sobre
todas las cosas.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2083) Jesús resumió los deberes del hombre para con
Dios en estas palabras: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente’ (Mt 22, 37; Cf. Lc 10, 27: “...y con todas tus
fuerzas”). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: ‘Escucha,
Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor’ (Dt 6, 4). Dios nos amó
primero. El amor del Dios Unico es recordado en la primera de las ‘diez
palabras’. Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que
el hombre está llamado a dar a su Dios. (C.I.C 2084) Dios se da a conocer
recordando su acción todopoderosa, bondadosa y liberadora en la historia de
aquel a quien se dirige: ‘Yo […] te saqué del país de Egipto, de la casa de
servidumbre’. La primera palabra contiene el primer mandamiento de la ley:
‘Adorarás al Señor tu Dios y le servirás [...] no vayáis en pos de otros
dioses’ (Dt 6, 13-14). La primera llamada y la justa exigencia de Dios consiste
en que el hombre lo acoja y lo adore.
Para la reflexión
(C.I.C 2085) El Dios único y verdadero revela ante todo su
gloria a Israel (Cf. Ex 19, 16-25; 24, 15-18). La revelación de la vocación y
de la verdad del hombre está ligada a la revelación de Dios. El hombre tiene la
vocación de hacer manifiesto a Dios mediante sus obras humanas, en conformidad
con su condición de criatura hecha ‘a imagen y semejanza de Dios’ (Gn 1, 26): “No
habrá jamás otro Dios, Trifón, y no ha habido otro desde los siglos […] sino el
que ha hecho y ordenado el universo. Nosotros no pensamos que nuestro Dios es
distinto del vuestro. Es el mismo que sacó a vuestros padres de Egipto ‘con su
mano poderosa y su brazo extendido’. Nosotros no ponemos nuestras esperanzas en
otro, (que no existe), sino en el mismo que vosotros: el Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob”. (San Justino, Dialogus
cum Tryphone Iudaeo, 11, 1: PG 6, 497). (Continua)
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