lunes, 4 de mayo de 2015
433. ¿Por qué la vida moral de los cristianos es indispensable para el anuncio del Evangelio?
(Compendio 433) La vida moral de los cristianos es indispensable
para el anuncio del Evangelio, porque, conformando su vida con la del Señor
Jesús, los fieles atraen a los hombres a la fe en el verdadero Dios, edifican
la Iglesia, impregnan el mundo con el espíritu del Evangelio y apresuran la
venida del Reino de Dios.
Resumen
(C.I.C 2047) La vida moral es un culto espiritual. El obrar
cristiano se alimenta en la liturgia y la celebración de los sacramentos.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2044) La fidelidad de los bautizados es una condición
primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres
su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser
autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. ‘El mismo testimonio
de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural
son eficaces para atraer a los hombres a la fe y a Dios’ (Apostolicam actuositatem, 6). (C.I.C 2045) Los cristianos, por ser
miembros del Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo (Cf. Ef 1, 22), contribuyen a la edificación de la Iglesia mediante
la constancia de sus convicciones y de sus costumbres. La Iglesia aumenta,
crece y se desarrolla por la santidad de sus fieles (Cf. Lumen gentium, 39), ‘hasta que lleguemos al estado de hombre
perfecto, a la madurez de la plenitud en Cristo’ (Ef 4, 13).
Para la reflexión
(C.I.C 2046) Llevando una vida según Cristo, los cristianos apresuran la venida del Reino de Dios,
‘Reino de justicia, de verdad y de paz’ (Solemnidad
de N. Señor Jesucristo Rey del Universo,
Prefacio: Misal Romano). Esto no
significa que abandonen sus tareas terrenas, sino que, fieles a su Maestro, las
cumplen con rectitud, paciencia y amor. (C.I.C 2820) Discerniendo según el
Espíritu, los cristianos deben distinguir entre el crecimiento del Reino de
Dios y el progreso de la cultura y la promoción de la sociedad en las que están
implicados. Esta distinción no es una separación. La vocación del hombre a la
vida eterna no suprime sino que refuerza su deber de poner en práctica las
energías y los medios recibidos del Creador para servir en este mundo a la
justicia y a la paz (cf. Gaudium et spes,
22; 32; 39; 45; Evangelii nuntiandi,
31).
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