jueves, 5 de junio de 2008
Mc 13, 14-23 Ustedes tengan cuidado
(Mc 13, 14-23) Ustedes tengan cuidado
[14] Cuando vean la Abominación de la desolación usurpando el lugar que no le corresponde –el que lea esto, entiéndalo bien– los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; [15] el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; [16] y el que esté en el campo, que no vuelva atrás a buscar su manto. [17] ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! [18] Rueguen para que no suceda en invierno. [19] Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. [20] Y si el Señor no abreviara ese tiempo, nadie se salvaría; pero lo abreviará a causa de los elegidos. [21] Si alguien les dice entonces: “El Mesías está aquí o está allí”, no lo crean. [22] Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. [23] Pero ustedes tengan cuidado: yo los he prevenido de todo.
(C.I.C 673) Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente (cf. Ap 22, 20) aun cuando a nosotros no nos "toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hch 1, 7; cf. Mc 13, 32). Este acontecimiento escatológico se puede cumplir en cualquier momento (cf. Mt 24, 44: 1Ts 5, 2), aunque tal hecho y la prueba final que le ha de preceder estén "retenidos" en las manos de Dios (cf. 2Ts 2, 3-12). (C.I.C 671) El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado "con gran poder y gloria" (Lc 21, 27; cf. Mt 25, 31) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques de los poderes del mal (cf. 2Te 2, 7) a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido (cf. 1Co 15, 28), y "mientras no […] haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios" (Lumen gentium, 48). Por esta razón los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía (cf. 1Co 11, 26), que se apresure el retorno de Cristo (cf. 2P 3, 11-12) cuando suplican: "Ven, Señor Jesús" (Ap 22, 20; cf. 1Co 16, 22; Ap 22, 17).
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