viernes, 20 de junio de 2008

Lc 2, 18-20 María conservaba estas cosas en su corazón

(Lc 2, 18-20) María conservaba estas cosas en su corazón
[18] y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. [19] Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. [20] Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
(C.I.C 497) Los relatos evangélicos (cf. Mt 1, 18-25; Lc 1, 26-38) presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas (cf. Lc 1, 34): "Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo", dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1, 20). La Iglesia ve en ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo" (Is 7, 14), según la traducción griega de Mt 1, 23. (C.I.C 975) "Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de Cristo (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 15).

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