sábado, 17 de marzo de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 282.
(Respuesta
YouCat) Somos felices confiando en las palabras de Jesús en las
bienaventuranzas.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1716) Las
bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús
recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las
perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de
los cielos: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la
tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de
Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos
es el Reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os
persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
Para meditar
(Comentario YouCat) El
Evangelio es una promesa de felicidad para todas las personas que quieran
recorrer los caminos de Dios. Especialmente en las bienaventuranzas (Mt 5,3-12)
Jesús nos ha dicho concretamente que contaremos con una bendición infinita si
seguimos su estilo de vida y buscamos la paz con un corazón limpio.
(Comentario CIC) (C.I.C 1717) Las
bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad;
expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su
Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida
cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las
tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya
incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los
santos.
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