miércoles, 14 de marzo de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 280.
(Respuesta
YouCat – repeticion) Todo ser humano tiene desde el primer momento en el seno
materno una dignidad inviolable, porque Dios, desde toda la eternidad, lo ha
querido, amado, creado, y lo ha destinado a la salvación y a la bienaventuranza
eterna.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1705) En
virtud de su alma y de sus potencias espirituales de entendimiento y de
voluntad, el hombre está dotado de libertad, “signo […] eminente de la imagen
divina” (Gaudium et spes, 17). (C.I.C
1706) Mediante su razón, el hombre conoce la voz de
Dios que le impulsa “a hacer […] el bien y a evitar el mal”( Gaudium et spes, 16). Todo hombre debe
seguir esta ley que resuena en la conciencia y que se realiza en el amor de
Dios y del prójimo. El ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la
persona humana.
Para meditar
(Comentario YouCat) Si la
dignidad humana tuviera su origen únicamente en los éxitos y realizaciones que
llevan a cabo los hombres, entonces los débiles, enfermos e indefensos
carecerían de dignidad. Los cristianos creemos que la dignidad humana viene en
primer término de la dignidad de Dios. Él mira a cada hombre y lo ama como si
fuera la única criatura sobre la tierra. Y dado que Dios ha fijado su mirada
hasta en el más pequeño de los seres humanos, éste posee una dignidad infinita
que no puede ser destruida por los hombres.
(Comentario CIC) (C.I.C 1707) “El hombre,
persuadido por el Maligno, abusó de su libertad, desde el comienzo de la
historia”(Gaudium et spes, 13).
Sucumbió a la tentación y cometió el mal. Conserva el deseo del bien, pero su
naturaleza lleva la herida del pecado original. Ha quedado inclinado al mal y
sujeto al error. “De ahí que el hombre esté dividido en su interior. Por esto,
toda vida humana, singular o colectiva, aparece como una lucha, ciertamente
dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas” (Gaudium et spes, 13). (C.I.C 1708) Por su pasión, Cristo nos libró de Satán y del pecado.
Nos mereció la vida nueva en el Espíritu Santo. Su gracia restaura en nosotros
lo que el pecado había deteriorado.
(Continua la Pregunta: ¿Cómo fundamentan los cristianos la dignidad del ser
humano?)
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