jueves, 15 de marzo de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 280.
(Respuesta
YouCat – repeticion) Todo ser humano tiene desde el primer momento en el seno
materno una dignidad inviolable, porque Dios, desde toda la eternidad, lo ha
querido, amado, creado, y lo ha destinado a la salvación y a la bienaventuranza
eterna.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1709) “El
que cree en Cristo es hecho hijo de Dios. Esta adopción filial lo transforma
dándole la posibilidad de seguir el ejemplo de Cristo. Le hace capaz de obrar
rectamente y de practicar el bien. En la unión con su Salvador, el discípulo
alcanza la perfección de la caridad, la santidad. La vida moral, madurada en la
gracia, culmina en vida eterna, en la gloria del cielo. (C.I.C 1711) Dotada de alma espiritual, de entendimiento y de
voluntad, la persona humana está desde su concepción ordenada a Dios y
destinada a la bienaventuranza eterna. Camina hacia su perfección en la
búsqueda y el amor de la verdad y del bien. (Cf. Gaudium et spes, 15). (C.I.C 1712)
La verdadera […] libertad es en el hombre el “signo eminente de la imagen
divina” (Gaudium et spes, 17).
Para meditar
(Comentario YouCat) Si la
dignidad humana tuviera su origen únicamente en los éxitos y realizaciones que
llevan a cabo los hombres, entonces los débiles, enfermos e indefensos
carecerían de dignidad. Los cristianos creemos que la dignidad humana viene en
primer término de la dignidad de Dios. Él mira a cada hombre y lo ama como si
fuera la única criatura sobre la tierra. Y dado que Dios ha fijado su mirada
hasta en el más pequeño de los seres humanos, éste posee una dignidad infinita
que no puede ser destruida por los hombres.
(Comentario CIC) (C.I.C 1713) El hombre
debe seguir la ley moral que le impulsa “a hacer […] el bien y a evitar el mal”
(Gaudium et spes, 16). Esta ley
resuena en su conciencia. (C.I.C 1714) El
hombre, herido en su naturaleza por el pecado original, está sujeto al error e
inclinado al mal en el ejercicio de su libertad. (C.I.C 1715) El que cree en Cristo tiene la vida nueva en el
Espíritu Santo. La vida moral, desarrollada y madurada en la gracia, alcanza su
plenitud en la gloria del cielo.
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