miércoles, 19 de marzo de 2014
121. ¿Qué sucede en la agonía del huerto de Getsemaní?
(Compendio 121) En el huerto de Getsemaní, a pesar del
horror que suponía la muerte para la humanidad absolutamente santa de Aquél que
es «el autor de la vida» (Hch 3, 15), la voluntad humana del Hijo de Dios se
adhiere a la voluntad del Padre; para salvarnos acepta soportar nuestros
pecados en su cuerpo, «haciéndose obediente hasta la muerte» (Flp 2, 8).
Resumen
(C.I.C 623) Por su obediencia amorosa a su Padre,
"hasta la muerte […] de cruz" (Flp 2, 8), Jesús cumplió la misión
expiatoria (cf. Is 53, 10) del Siervo doliente que "justifica a muchos
cargando con las culpas de ellos" (cf. Is 53, 11; Rm 5, 19).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 612) El cáliz de la Nueva Alianza que Jesús anticipó
en la Cena al ofrecerse a sí mismo (cf. Lc 22, 20), lo acepta a continuación de
manos del Padre en su agonía de Getsemaní (cf. Mt 26, 42) haciéndose
"obediente hasta la muerte" (Flp 2, 8; cf. Hb 5, 7-8). Jesús ora:
"Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz..." (Mt 26, 39).
Expresa así el horror que representa la muerte para su naturaleza humana. Esta,
en efecto, como la nuestra, está destinada a la vida eterna; además, a
diferencia de la nuestra, está perfectamente exenta de pecado (cf. Hb 4, 15)
que es la causa de la muerte (cf. Rm 5, 12); pero sobre todo está asumida por
la persona divina del "Príncipe de la Vida", de "el que
vive" (cf. Hch 3, 15), Viventis
(cf. Ap 1, 18; Jn 1, 4; 5, 26), assumpta.
Al aceptar en su voluntad humana que se haga la voluntad del Padre (cf. Mt 26,
42), acepta su muerte como redentora para "llevar nuestras faltas en su
cuerpo sobre el madero" (1P 2, 24). 612
Para la reflexión
(C.I.C 1009) La muerte fue transformada por Cristo. Jesús, el Hijo de Dios,
sufrió también la muerte, propia de la condición h umana. Pero, a pesar de su
angustia frente a ella (cf. Mc 14, 33-34; Hb 5, 7-8), la asumió en un acto de sometimiento
total y libre a la voluntad del Padre.La obediencia de Jesús transformó la
maldición de la muerte en bendición (cf. Rm 5, 19-21). (C.I.C 2600) El
Evangelio según San Lucas subraya la acción del Espíritu Santo y el sentido de
la oración en el ministerio de Cristo. Jesús ora antes de los momentos decisivos de su misión: antes de que el Padre
dé testimonio de Él en su Bautismo (cf. Lc 3, 21) y de su Transfiguración (cf.
Lc 9, 28), y antes de dar cumplimiento con su Pasión al designio de amor del Padre
(cf. Lc 22, 41-44); Jesús ora también ante los momentos decisivos que van a
comprometer la misión de sus apóstoles: antes de elegir y de llamar a los Doce
(cf. Lc 6, 12), antes de que Pedro lo confiese como "el Cristo de
Dios" (cf. Lc 9, 18-20) y para que la fe del príncipe de los apóstoles no
desfallezca ante la tentación (cf. Lc 22, 32). La oración de Jesús ante los
acontecimientos de salvación que el Padre le pide que cumpla es una entrega,
humilde y confiada, de su voluntad humana a la voluntad amorosa del Padre.
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