viernes, 11 de mayo de 2012

Gn 9,4-6 Pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo


(Gn 9,4-6) Pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo

4 Sólo se abstendrán de comer la carne con su vida, es decir, con su sangre. 5 Y yo pediré cuenta de la sangre de cada uno de ustedes: pediré cuenta de ella a todos los animales, y también pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo. 6 Otro hombre derramará la sangre de aquel que derrame sangre humana, porque el hombre ha sido creado a imagen de Dios.

(C.I.C 2260) La alianza de Dios y de la humanidad está tejida de llamamientos a reconocer la vida humana como don divino y de la existencia de una violencia fratricida en el corazón del hombre:  “Y yo os prometo reclamar vuestra propia sangre [...] Quien vertiere sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo él al hombre” (Gn 9, 5-6). El Antiguo Testamento consideró siempre la sangre como un signo sagrado de la vida (Cf. Lv 17, 14). La validez de esta enseñanza es para todos los tiempos.

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