viernes, 18 de mayo de 2012
Gn 15,1-3 No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo
1 Después de estos
acontecimientos, la palabra del Señor llegó a Abram en una visión, en estos
términos: «No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy
grande». 2 «Señor, respondió Abram, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin
tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?». 3 Después
añadió: «Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi
heredero».
(C.I.C 752) En el lenguaje cristiano, la palabra "Iglesia"
designa no sólo la asamblea litúrgica (cf. 1Co 11, 18; 14, 19. 28. 34. 35),
sino también la comunidad local (cf. 1Co 1, 2; 16, 1) o toda la comunidad
universal de los creyentes (cf. 1Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6). Estas tres
significaciones son inseparables de hecho. La "Iglesia" es el pueblo
que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia de Dios existe en las comunidades
locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La
Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser
ella misma Cuerpo de Cristo. (C.I.C 2374) Grande es el sufrimiento de los
esposos que se descubren estériles. Abraham pregunta a Dios: ‘¿Qué me vas a
dar, si me voy sin hijos...?’ (Gn 15, 2). Y Raquel dice a su marido Jacob:
‘Dame hijos, o si no me muero’ (Gn 30, 1). (C.I.C 146)
Abraham realiza así la definición de la fe dada por la carta a los Hebreos:
"La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no
se ven" (Hb 11,1). "Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como
justicia" (Rom 4,3; cf. Gn 15,6). Y por eso, fortalecido por su fe, Abraham
fu echo "padre de todos los creyentes" (Rom 4,11.18; cf. Gn 15,15).
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