miércoles, 30 de mayo de 2012

Gn 19,9-11 A ti te trataremos peor que a ellos


(Gn 19,9-11) A ti te trataremos peor que a ellos  

9 Ellos le respondieron: «Apártate de ahí». Y añadieron: «Este individuo no es más que un inmigrante, y ahora se pone a juzgar. A ti te trataremos peor que a ellos». Luego se abalanzaron violentamente contra Lot, y se acercaron para derribar la puerta. 10 Pero los dos hombres, sacando los brazos, llevaron a Lot adentro y cerraron la puerta. 11 Y a todos los que estaban a la entrada de la casa, pequeños y grandes, los hirieron con una luz enceguecedora, de manera que no pudieron abrirse paso.

(C.I.C 2356) La violación es forzar o agredir con violencia la intimidad sexual de una persona. Atenta contra la justicia y la caridad. La violación lesiona profundamente el derecho de cada uno al respeto, a la libertad, a la integridad física y moral. Produce un daño grave que puede marcar a la víctima para toda la vida. Es siempre un acto intrínsecamente malo. Más grave todavía es la violación cometida por parte de los padres (cf. incesto) o de educadores con los niños que les están confiados. (C.I.C 2358) Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición. (C.I.C 2359) Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.  

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