martes, 22 de mayo de 2012
Gn 18,10-15 ¿Acaso hay algo imposible para el Señor?
10 Entonces uno de
ellos le dijo: «Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese
entonces Sara habrá tenido un hijo». Mientras tanto, Sara había estado
escuchando a la entrada de la carpa, que estaba justo detrás de él. 11 Abraham
y Sara eran ancianos de edad avanzada, y los períodos de Sara ya habían cesado.
12 Por eso, ella rió en su interior, pensando: «Con lo vieja que soy, ¿volveré
a experimentar el placer? Además, ¡mi marido es tan viejo!». 13 Pero el Señor
dijo a Abraham: «¿Por qué se ha reído Sara, pensando que no podrá dar a luz,
siendo tan vieja? 14 ¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Cuando yo vuelva
a verte para esta época, en el año entrante, Sara habrá tenido un hijo». 15
Ella tuvo miedo, y trató de engañarlo, diciendo: «No, no me he reído». Pero él
le respondió: «Sí, te has reído».
(C.I.C 158) "La fe trata de comprender" (San Anselmo
de Canterbury, Proslogion, Proemium: Opera Omnia, v. 1, p. 94): es inherente
a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y
comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante
suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de
la fe abre "los ojos del corazón" (Ef 1,18) para una inteligencia
viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de
Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro
del Misterio revelado. Ahora bien, "para que la inteligencia de la
Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente
la fe por medio de sus dones" (Dei
verbum, 5). Así, según el adagio de san Agustín "cree para comprender
y comprende para creer mejor" (San Agustín, Sermo 43, 7, 9: PL 38, 258). (C.I.C 276)
Fiel al testimonio de la Escritura, la Iglesia dirige con frecuencia su oración
al "Dios todopoderoso y eterno" ("omnipotens sempiterne Deus..."), creyendo firmemente que
"nada es imposible para Dios" (Lc 1,37; cf. Gn 18,14; Mt 19,26).
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