jueves, 24 de mayo de 2012
Gn 18,21-23 El Señor se quedó de pie frente a Abraham
21 que debo bajar a
ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no
es así, lo sabré». 22 Dos de esos hombres partieron de allí y se fueron hacia
Sodoma, pero el Señor se quedó de pie frente a Abraham. 23 Entonces Abraham se
le acercó y le dijo: «¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable?
(C.I.C 1096) Liturgia judía y liturgia cristiana. Un mejor conocimiento de la fe
y la vida religiosa del pueblo judío tal como son profesadas y vividas aún hoy,
puede ayudar a comprender mejor ciertos aspectos de la Liturgia cristiana. Para
los judíos y para los cristianos la Sagrada Escritura es una parte esencial de
sus respectivas liturgias: para la proclamación de la Palabra de Dios, la
respuesta a esta Palabra, la adoración de alabanza y de intercesión por los
vivos y los difuntos, el recurso a la misericordia divina. La liturgia de la
Palabra, en su estructura propia, tiene su origen en la oración judía. La
oración de las Horas, y otros textos y formularios litúrgicos tienen sus
paralelos también en ella, igual que las mismas fórmulas de nuestras oraciones
más venerables, por ejemplo, el Padre Nuestro. Las plegarias eucarísticas se
inspiran también en modelos de la tradición judía. La relación entre liturgia
judía y liturgia cristiana, pero también la diferencia de sus contenidos, son
particularmente visibles en las grandes fiestas del año litúrgico como la
Pascua. Los cristianos y los judíos celebran la Pascua: Pascua de la historia,
orientada hacia el porvenir en los judíos; Pascua realizada en la muerte y la
resurrección de Cristo en los cristianos, aunque siempre en espera de la
consumación definitiva.
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