sábado, 26 de mayo de 2012
Gn 18,26-29 Perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos
26 El Señor
respondió: «Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a
todo ese lugar en atención a ellos».27 Entonces Abraham dijo: «Yo, que no soy
más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. 28 Quizá
falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a
destruir toda la ciudad?». «No la destruiré si encuentro allí cuarenta y
cinco», respondió el Señor. 29 Pero Abraham volvió a insistir: «Quizá no sean
más de cuarenta». Y el Señor respondió: «No lo haré por amor a esos cuarenta».
(C.I.C 2634) La intercesión es una oración de petición que nos conforma
muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el
único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores
en particular (cf. Rm 8, 34; 1Jn 2, 1; 1Tm 2. 5-8). Es capaz de "salvar
perfectamente a los que por Él se llegan a
Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor" (Hb 7, 25). El
propio Espíritu Santo "intercede por nosotros […] y su intercesión a favor
de los santos es según Dios" (Rm 8, 26-27). (C.I.C 2734) La confianza
filial se prueba en la tribulación, ella misma se prueba (cf. Rm 5, 3-5). La
principal dificuldad se refiere a la oración de petición, al suplicar por uno
mismo o por otros. Hay quien deja de orar porque piensa que su oración no es
escuchada. A este respecto se plantean dos cuestiones: Por qué la oración de
petición no ha sido escuchada; y cómo la oración es escuchada o
"eficaz".
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