sábado, 5 de mayo de 2012
Gn 5,24 Siguió siempre los caminos de Dios
24 [Henoc] Siguió siempre los caminos de Dios, y luego
desapareció porque Dios se lo llevó.
(C.I.C 2590) "La
oración es la elevación del alma hacia Dios o la petición a Dios de bienes
convenientes" (San Juan Damasceno, Expositio
fidei, 68 [De fide orthodoxa 3,
24]: PG: 94, 1089). (C.I.C 2591) Dios llama incansablemente a cada persona al
encuentro misterioso con Él. La oración acompaña a toda la historia de la
salvación como una llamada recíproca entre Dios y el hombre. (C.I.C 2569) La oración se vive primeramente a
partir de las realidades de la creación.
Los nueve primeros capítulos del Génesis describen esta relación con Dios como
ofrenda por Abel de los primogénitos de su rebaño (cf. Gn 4, 4), como
invocación del nombre divino por Enós (cf. Gn 4, 26), como "marcha con
Dios" (Gn 5, 24). La ofrenda de Noé es "agradable" a Dios que le
bendice y, a través de él, bendice a toda la creación (cf. Gn 8, 20-9, 17),
porque su corazón es justo e íntegro; él también "marcha con Dios"
(Gn 6, 9). Este carácter de la oración ha sido vivido, en todas las religiones,
por una muchedumbre de hombres piadosos. En su alianza indefectible con todos
los seres vivientes (cf. Gn 9, 8-16), Dios llama siempre a los hombres a orar.
Pero, en el Antiguo Testamento, la oración se revela sobre todo a partir de
nuestro padre Abraham.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario