domingo, 12 de julio de 2015
474. ¿Qué deberes tenemos hacia nuestro cuerpo?
(Compendio 474) Debemos tener un razonable cuidado de la
salud física, la propia y la de los demás, evitando siempre el culto al cuerpo
y toda suerte de excesos. Ha de evitarse, además, el uso de estupefacientes,
que causan gravísimos daños a la salud y a la vida humana, y también el abuso
de los alimentos, del alcohol, del tabaco y de los medicamentos.
Resumen
(C.I.C 2318) ‘Dios […] tiene en su mano el alma de todo ser
viviente y el soplo de toda carne de hombre’ (Jb 12, 10). (C.I.C 2319) Toda
vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada,
pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza del Dios
vivo y santo.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2288) La vida y la salud física son bienes preciosos
confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta
las necesidades de los demás y el bien común. El cuidado de la salud de los ciudadanos requiere la ayuda de la
sociedad para lograr las condiciones de existencia que permiten crecer y llegar
a la madurez: alimento y vestido, vivienda, cuidados de la salud, enseñanza
básica, empleo y asistencia social. (C.I.C 2289) La moral exige el respeto de
la vida corporal, pero no hace de ella un valor absoluto. Se opone a una
concepción neopagana que tiende a promover el culto del cuerpo, a sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección
física y el éxito deportivo. Semejante concepción, por la selección que opera
entre los fuertes y los débiles, puede conducir a la perversión de las
relaciones humanas.
Para la reflexión
(C.I.C 2290) La virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de excesos, el abuso
de la comida, del alcohol, del tabaco y de las medicinas. Quienes en estado de
embriaguez, o por afición inmoderada de velocidad, ponen en peligro la
seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el
aire, se hacen gravemente culpables. (C.I.C 2291) El uso de la droga inflige muy graves daños a la salud y a la vida
humana. Fuera de los casos en que se recurre a ello por prescripciones
estrictamente terapéuticas, es una falta grave. La producción clandestina y el
tráfico de drogas son prácticas escandalosas; constituyen una cooperación
directa, porque incitan a ellas, a prácticas gravemente contrarias a la ley
moral.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario