jueves, 2 de julio de 2015
468. ¿Para qué sirve una pena?
(Compendio 468) Una pena impuesta por la autoridad
pública, tiene como objetivo reparar el desorden introducido por la culpa,
defender el orden público y la seguridad de las personas y contribuir a la
corrección del culpable.
Resumen
(C.I.C 1895) La sociedad debe
favorecer el ejercicio de las virtudes, no ser obstáculo para ellas. Debe
inspirarse en una justa jerarquía de valores.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2266) A la exigencia de tutela del bien común
corresponde el esfuerzo del Estado para contener la difusión de comportamientos
lesivos de los derechios humanos y de las normas fondamentales de la
convivencia civil. La legítima autoridad pública tiene el derecho y el deber de
aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito. La pena tiene, ante tod,
la finalidad de reparar el desorden introducido por la culpa. Cuando la pena es
aceptada voluntariamente por el culpable, adquiere un valor de expiación. La
pena finalmente, además de la defensa del orden público y la tutela de la
seguridad de las personas, tiene una finalidad medicinal: en la medida de lo
posible, contribuir a la enmienda del culpable.
Para la reflexión
(C.I.C 1888) Es preciso entonces
apelar a las capacidades espirituales y morales de la persona y a la exigencia
permanente de su conversión interior
para obtener cambios sociales que estén realmente a su servicio. La prioridad
reconocida a la conversión del corazón no elimina en modo alguno, sino, al
contrario, impone la obligación de introducir en las instituciones y
condiciones de vida, cuando inducen al pecado, las mejoras convenientes para
que aquéllas se conformen a las normas de la justicia y favorezcan el bien en
lugar de oponerse a él (cf. Lumen
gentium, 36).
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