315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? (Segunda parte -
continuación)
(Compendio 315 – repetición ) La
Iglesia, habiendo recibido del Señor el mandato de curar a los enfermos, se
empeña en el cuidado de los que sufren, acompañándolos con oraciones de
intercesión. Tiene sobre todo un sacramento específico para los enfermos,
instituido por Cristo mismo y atestiguado por Santiago: «¿Está enfermo alguno
de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le
unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5, 14-15).
Resumen
(C.I.C 1527) El sacramento de la
Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano
que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de
vejez.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1510) No obstante la
Iglesia apostólica tuvo un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado
por Santiago: "Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de
la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la
oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y s i
hubiera cometido pecados, le serán perdonados" (St 5,14-15). La Tradición
ha reconocido en este rito uno de los siete sacramentos de la Iglesia (cf. San
Inocencio I: DS 216; Concilio de Florencia: DS 1324-1325; Concilio de Trento: DS 1695-1696; 1716-1717). (C.I.C
1511) La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete
sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los
atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos: “Esta unción santa de
los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del
Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Mc
6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano
del Señor” (Concilio de Trento: DS 1695; cf. St 5, 14-15).
Para la reflexión
(C.I.C 1512) En la tradición
litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseen desde la antigüedad
testimonios de unciones de enfermos practicadas con aceite bendito. En el
transcurso de los siglos, la Unción de los enfermos fue conferida, cada vez más
exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había
recibido el nombre de "Extremaunción". A pesar de esta evolución, la
liturgia nunca dejó de orar al Señor a fin de que el enfermo pudiera recobrar
su salud si así convenía a su salvación (cf. Concilio de Trento: DS 1696). (C.I.C 1513) La Constitución apostólica Sacram Unctionem Infirmorum del 30 de Noviembre de 1972, de
conformidad con el Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 73) estableció
que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue: “El sacramento
de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos
ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente
bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y
pronunciando una sola vez estas palabras: Per
istam sanctam unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus
gratia spiritus sancti ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius
allevet ("Por esta santa Unción, y por su bondadosa misericordia te
ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus
pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad") (Sacram Unctionem Infirmorum; cf. CIC, canon
847, 1). [Fin]
(Siguiente pregunta: ¿Quién puede recibir el sacramento de
la Unción de los enfermos?)
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