viernes, 28 de noviembre de 2014
315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? (Primera parte)
(Compendio 315) La Iglesia, habiendo recibido del Señor
el mandato de curar a los enfermos, se empeña en el cuidado de los que sufren,
acompañándolos con oraciones de intercesión. Tiene sobre todo un sacramento
específico para los enfermos, instituido por Cristo mismo y atestiguado por
Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la
Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5,
14-15).
Resumen
(C.I.C 1526) "¿Está enfermo
alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él
y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al
enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán
perdonados" (St 5,14-15).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1506) Cristo invita a sus
discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz (cf. Mt 10,38). Siguiéndole
adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos. Jesús los asocia
a su vida pobre y humilde. Les hace participar de su ministerio de compasión y
de curación: "Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;
expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los
curaban" (Mc 6,12-13). (C.I.C 1507) El
Señor resucitado renueva este envío ("En mi nombre [...] impondrán las
manos sobre los enfermos y se pondrán bien"; Mc 16,17-18) y lo confirma
con los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre (cf. Hch 9,34; 14,3).
Estos signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente
"Dios que salva" (cf. Mt 1,21; Hch 4,12).
Para la reflexión
(C.I.C 1508) El Espíritu Santo da
a algunos un carisma especial de curación (cf. 1Co 12,9. 28. 30) para
manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado. Sin embargo, ni siquiera las
oraciones más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades. Así San
Pablo aprende del Señor que "mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra
perfecta en la flaqueza" (2Co 12,9), y que los sufrimientos que tengo que
padecer, tienen como sentido lo siguiente: "Completo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la
Iglesia" (Col 1,24). (C.I.C 1509)
"¡Sanad a los enfermos!" (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea
del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a
los enfermos como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree
en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos.
Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera
especial por la Eucaristía, pan que da la vida eterna (cf. Jn 6, 54. 58) y cuya
conexión con la salud corporal insinúa San Pablo (cf. 1Co 11,30). (Continua)
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