lunes, 10 de noviembre de 2014
302. ¿Cuáles son los elementos esenciales del sacramento de la Reconciliación? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 302 - repetición) Los
elementos esenciales del sacramento de la Reconciliación son dos: los actos que
lleva a cabo el hombre, que se convierte bajo la acción del Espíritu Santo, y
la absolución del sacerdote, que concede el perdón en nombre de Cristo y
establece el modo de la satisfacción.
Resumen
(C.I.C 1441) Sólo Dios perdona los
pecados (cf. Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo:
"El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra"
(Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: "Tus pecados están perdonados"
(Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere
este poder a los hombres (cf. Jn 20,21-23) para que lo ejerzan en su nombre.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1448) A través de los
cambios que la disciplina y la celebración de este sacramento han experimentado
a lo largo de los siglos, se descubre una misma estructura fundamental. Comprende dos elementos igualmente
esenciales: por una parte, los actos del hombre que se convierte bajo la acción
del Espíritu Santo, a saber, la contrición, la confesión de los pecados y la
satisfacción; y por otra parte, la acción de Dios por ministerio de la Iglesia. Por medio del obispo y de sus
presbíteros, la Iglesia en nombre de Jesucristo concede el perdón de los
pecados, determina la modalidad de la satisfacción, ora también por el pecador
y hace penitencia con él. Así el pecador es curado y restablecido en la
comunión eclesial. (C.I.C 1449) La fórmula de
absolución en uso en la Iglesia latina expresa el elemento esencial de este
sacramento: el Padre de la misericordia es la fuente de todo perdón. Realiza la
reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su
Espíritu, a través de la oración y el ministerio de la Iglesia: “Dios, Padre
misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección
de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te
conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo
de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Ritual de la Penitencia, 46. 55).
Para la reflexión
(C.I.C 1445) Las palabras atar y desatar significan: aquel a quien
excluyáis de vuestra comunión, será excluido de la comunión con Dios; aquel a
quien que recibáis de nuevo en vuestra comunión, Dios lo acogerá también en la
suya. La reconciliación con la Iglesia es
inseparable de la reconciliación con Dios. (C.I.C 1446) Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia en
favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo para los que,
después del Bautismo, hayan caído en el pecado grave y así hayan perdido la
gracia bautismal y lesionado la comunión eclesial. El sacramento de la
Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y de recuperar
la gracia de la justificación. Los Padres de la Iglesia presentan este
sacramento como "la segunda tabla (de salvación) después del naufragio que
es la pérdida de la gracia" (Concilio de Trento: DS 1542; cf. Tertuliano, De paenitentia 4, 2: PL 1, 1343). [Fin]
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