jueves, 27 de noviembre de 2014
314. ¿Qué significado tiene la compasión de Jesús hacia los enfermos?
(Compendio 314) La compasión de Jesús hacia los enfermos
y las numerosas curaciones realizadas por él son una clara señal de que con él
había llegado el Reino de Dios y, por tanto, la victoria sobre el pecado, el
sufrimiento y la muerte. Con su pasión y muerte, Jesús da un nuevo sentido al
sufrimiento, el cual, unido al de Cristo, puede convertirse en medio de
purificación y salvación, para nosotros y para los demás.
Resumen
(C.I.C 1527) El sacramento de la
Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano
que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de
vejez.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1503) La compasión de
Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase
(cf. Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su
pueblo" (cf. Lc 7,16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no
tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados (cf. Mc
2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los
enfermos necesitan (cf. Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega
hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt
25,36). Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo
de los siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia
todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a
infatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren.
Para la reflexión
(C.I.C 1504)
A menudo Jesús pide a los enfermos que crean (cf. Mc 5,34.36; 9,23). Se sirve
de signos para curar: saliva e imposición de manos (cf. Mc 7,32-36; 8, 22-25),
barro y ablución (cf. Jn 9,6s). Los enfermos tratan de tocarlo (cf. Mc 1,41;
3,10; 6,56) "pues salía de él una fuerza que los curaba a todos" (Lc
6,19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa "tocándonos" para
sanarnos. (C.I.C 1505) Conmovido por tantos
sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace
suyas sus miserias: "El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras
enfermedades" (Mt 8,17; cf. Is 53,4). No curó a todos los enfermos. Sus
curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación
más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la Cruz,
Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal (cf. Is 53,4-6) y quitó el
"pecado del mundo" (Jn 1,29), del que la enfermedad no es sino una
consecuencia. Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo
al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión
redentora.
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