domingo, 30 de noviembre de 2014
316. ¿Quién puede recibir el sacramento de la Unción de los enfermos?
(Compendio 316) El sacramento de la Unción de los
enfermos lo puede recibir cualquier fiel que comienza a encontrarse en peligro
de muerte por enfermedad o vejez. El mismo fiel lo puede recibir también otras
veces, si se produce un agravamiento de la enfermedad o bien si se presenta otra
enfermedad grave. La celebración de este sacramento debe ir precedida, si es
posible, de la confesión individual del enfermo.
Resumen
(C.I.C 1528) El tiempo oportuno
para recibir la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel comienza a
encontrarse en peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez. (C.I.C
1529) Cada vez que un cristiano cae gravemente
enfermo puede recibir la Santa Unción, y también cuando, después de haberla
recibido, la enfermedad se agrava.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1514) La unción de los
enfermos "no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de
morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel
empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" (Sacrosanctum Concilium, 73; cf. CIC cánones 1004, 1. 1005. 1007; CCEO canon 738).
Para la reflexión
(C.I.C 1515) Si un enfermo que
recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave,
recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la misma enfermedad, el
sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es apropiado recibir
la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede
aplicarse a las personas de edad edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan.
sábado, 29 de noviembre de 2014
315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? (Segunda parte - continuación)
315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 315 – repetición ) La Iglesia, habiendo recibido del Señor el mandato de curar a los enfermos, se empeña en el cuidado de los que sufren, acompañándolos con oraciones de intercesión. Tiene sobre todo un sacramento específico para los enfermos, instituido por Cristo mismo y atestiguado por Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5, 14-15).
Resumen
(C.I.C 1527) El sacramento de la
Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano
que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de
vejez.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1510) No obstante la
Iglesia apostólica tuvo un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado
por Santiago: "Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de
la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la
oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y s i
hubiera cometido pecados, le serán perdonados" (St 5,14-15). La Tradición
ha reconocido en este rito uno de los siete sacramentos de la Iglesia (cf. San
Inocencio I: DS 216; Concilio de Florencia: DS 1324-1325; Concilio de Trento: DS 1695-1696; 1716-1717). (C.I.C
1511) La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete
sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los
atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos: “Esta unción santa de
los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del
Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Mc
6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano
del Señor” (Concilio de Trento: DS 1695; cf. St 5, 14-15).
Para la reflexión
(C.I.C 1512) En la tradición
litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseen desde la antigüedad
testimonios de unciones de enfermos practicadas con aceite bendito. En el
transcurso de los siglos, la Unción de los enfermos fue conferida, cada vez más
exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había
recibido el nombre de "Extremaunción". A pesar de esta evolución, la
liturgia nunca dejó de orar al Señor a fin de que el enfermo pudiera recobrar
su salud si así convenía a su salvación (cf. Concilio de Trento: DS 1696). (C.I.C 1513) La Constitución apostólica Sacram Unctionem Infirmorum del 30 de Noviembre de 1972, de
conformidad con el Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 73) estableció
que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue: “El sacramento
de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos
ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente
bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y
pronunciando una sola vez estas palabras: Per
istam sanctam unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus
gratia spiritus sancti ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius
allevet ("Por esta santa Unción, y por su bondadosa misericordia te
ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus
pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad") (Sacram Unctionem Infirmorum; cf. CIC, canon
847, 1). [Fin]
(Siguiente pregunta: ¿Quién puede recibir el sacramento de la Unción de los enfermos?)
viernes, 28 de noviembre de 2014
315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? (Primera parte)
315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? (Primera parte)
(Compendio 315) La Iglesia, habiendo recibido del Señor
el mandato de curar a los enfermos, se empeña en el cuidado de los que sufren,
acompañándolos con oraciones de intercesión. Tiene sobre todo un sacramento
específico para los enfermos, instituido por Cristo mismo y atestiguado por
Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la
Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5,
14-15).
Resumen
(C.I.C 1526) "¿Está enfermo
alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él
y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al
enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán
perdonados" (St 5,14-15).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1506) Cristo invita a sus
discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz (cf. Mt 10,38). Siguiéndole
adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos. Jesús los asocia
a su vida pobre y humilde. Les hace participar de su ministerio de compasión y
de curación: "Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;
expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los
curaban" (Mc 6,12-13). (C.I.C 1507) El
Señor resucitado renueva este envío ("En mi nombre [...] impondrán las
manos sobre los enfermos y se pondrán bien"; Mc 16,17-18) y lo confirma
con los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre (cf. Hch 9,34; 14,3).
Estos signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente
"Dios que salva" (cf. Mt 1,21; Hch 4,12).
Para la reflexión
(C.I.C 1508) El Espíritu Santo da
a algunos un carisma especial de curación (cf. 1Co 12,9. 28. 30) para
manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado. Sin embargo, ni siquiera las
oraciones más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades. Así San
Pablo aprende del Señor que "mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra
perfecta en la flaqueza" (2Co 12,9), y que los sufrimientos que tengo que
padecer, tienen como sentido lo siguiente: "Completo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la
Iglesia" (Col 1,24). (C.I.C 1509)
"¡Sanad a los enfermos!" (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea
del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a
los enfermos como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree
en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos.
Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera
especial por la Eucaristía, pan que da la vida eterna (cf. Jn 6, 54. 58) y cuya
conexión con la salud corporal insinúa San Pablo (cf. 1Co 11,30). (Continua)
(Continua la pregunta: ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos?)
jueves, 27 de noviembre de 2014
314. ¿Qué significado tiene la compasión de Jesús hacia los enfermos?
314. ¿Qué significado tiene la compasión de Jesús hacia los enfermos?
(Compendio 314) La compasión de Jesús hacia los enfermos
y las numerosas curaciones realizadas por él son una clara señal de que con él
había llegado el Reino de Dios y, por tanto, la victoria sobre el pecado, el
sufrimiento y la muerte. Con su pasión y muerte, Jesús da un nuevo sentido al
sufrimiento, el cual, unido al de Cristo, puede convertirse en medio de
purificación y salvación, para nosotros y para los demás.
Resumen
(C.I.C 1527) El sacramento de la
Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano
que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de
vejez.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1503) La compasión de
Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase
(cf. Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su
pueblo" (cf. Lc 7,16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no
tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados (cf. Mc
2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los
enfermos necesitan (cf. Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega
hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt
25,36). Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo
de los siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia
todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a
infatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren.
Para la reflexión
(C.I.C 1504)
A menudo Jesús pide a los enfermos que crean (cf. Mc 5,34.36; 9,23). Se sirve
de signos para curar: saliva e imposición de manos (cf. Mc 7,32-36; 8, 22-25),
barro y ablución (cf. Jn 9,6s). Los enfermos tratan de tocarlo (cf. Mc 1,41;
3,10; 6,56) "pues salía de él una fuerza que los curaba a todos" (Lc
6,19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa "tocándonos" para
sanarnos. (C.I.C 1505) Conmovido por tantos
sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace
suyas sus miserias: "El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras
enfermedades" (Mt 8,17; cf. Is 53,4). No curó a todos los enfermos. Sus
curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación
más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la Cruz,
Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal (cf. Is 53,4-6) y quitó el
"pecado del mundo" (Jn 1,29), del que la enfermedad no es sino una
consecuencia. Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo
al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión
redentora.
(Siguiente pregunta: ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos?)
miércoles, 26 de noviembre de 2014
313. ¿Cómo es considerada la enfermedad en el Antiguo Testamento?
313. ¿Cómo es considerada la enfermedad en el Antiguo Testamento?
(Compendio 313) En el Antiguo Testamento, el hombre
experimenta en la enfermedad su propia limitación y, al mismo tiempo, percibe
que ésta se halla misteriosamente vinculada al pecado. Los profetas intuyeron
que la enfermedad podía tener también un valor redentor de los pecados propios
y ajenos. Así, la enfermedad se vivía ante Dios, de quien el hombre imploraba
la curación.
Resumen
(C.I.C 1526) "¿Está enfermo
alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él
y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al
enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le
serán perdonados" (St 5,14-15).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1502) El hombre del Antiguo
Testamento vive la enfermedad de cara a Dios. Ante Dios se lamenta por su
enfermedad (cf. Sal 38) y de Él, que es el Señor de la vida y de la muerte,
implora la curación (cf. Sal 6,3; Is 38). La enfermedad se convierte en camino
de conversión (cf. Sal 38,5; 39,9.12) y el perdón de Dios inaugura la curación
(cf. Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12). Israel experimenta que la enfermedad, de una
manera misteriosa, se vincula al pecado y al mal; y que la fidelidad a Dios,
según su Ley, devuelve la vida: "Yo, el Señor, soy el que te sana"
(Ex 15,26). El profeta entrevé que el sufrimiento puede tener también un
sentido redentor por los pecados de los demás (cf. Is 53,11). Finalmente,
Isaías anuncia que Dios hará venir un tiempo para Sión en que perdonará toda
falta y curará toda enfermedad (cf. Is 33,24).
Para la reflexión
(C.I.C 1500) La enfermedad y el
sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan
la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus
límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte. (C.I.C
1501) La enfermedad puede conducir a la angustia, al
repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión
contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir
en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha
frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él. (C.I.C
1499) "Con la sagrada unción de los enfermos y
con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los
enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve.
Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y
contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios" (Lumen gentium, 11).
(Siguiente pregunta: ¿Qué significado tiene la compasión de Jesús hacia los enfermos?)
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