miércoles, 22 de octubre de 2014
288. ¿Qué significa el altar?
(Compendio 288) El altar es el símbolo de
Cristo mismo, presente como víctima sacrificial (altar-sacrificio de la Cruz),
y como alimento celestial que se nos da a nosotros (altar-mesa eucarística).
Resumen
(C.I.C 1410) Es
Cristo mismo, sumo y eterno sacerdote de la Nueva Alianza, quien, por el
ministerio de los sacerdotes, ofrece el sacrificio eucarístico. Y es también el
mismo Cristo, realmente presente bajo las especies del pan y del vino, la
ofrenda del sacrificio eucarístico.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1383) El altar, en torno al cual la Iglesia se
reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos de un
mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más
cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio
de la asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra
reconciliación y como alimento celestial que se nos da. "¿Qué es, en
efecto, el altar de Cristo sino la imagen del Cuerpo de Cristo?", dice san
Ambrosio (San Ambrosio, De sacramentis
5,7: PL 16, 447), y en otro lugar: "El altar representa el Cuerpo (de
Cristo), y el Cuerpo de Cristo está sobre el altar" (De sacramentis 4,7: PL 16, 437). La liturgia expresa esta unidad
del sacrificio y de la comunión en numerosas oraciones. Así, la Iglesia de Roma
ora en su anáfora: “Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta
ofrenda sea llevada a tu presencia hasta el altar del cielo, por manos de tu
ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al
participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición” (Plegaria Eucarística I o Canon Romano 96; Misal Romano).
Para la reflexión
(C.I.C 1182) El altar de la Nueva Alianza es la Cruz del
Señor (cf. Hb 13,10), de la que manan los sacramentos del Misterio pascual.
Sobre el altar, que es el centro de la Iglesia, se hace presente el sacrificio
de la cruz bajo los signos sacramentales. El altar es también la mesa del
Señor, a la que el Pueblo de Dios es invitado (cf. Institución general del Misal Romano 259). En algunas liturgias
orientales, el altar es también símbolo del sepulcro (Cristo murió y resucitó
verdaderamente). (C.I.C 617) Sua
sanctissima passione in ligno crucis nobis justificationem meruit ("Por
su sacratísima pasión en el madero de la cruz nos mereció la
justificación") enseña el Concilio de Trento (DS 1529) subrayando el
carácter único del sacrificio de Cristo como "causa de salvación
eterna" (Hb 5, 9). Y la Iglesia venera la Cruz cantando: O crux, ave, spes unica ("Salve, oh
cruz, única esperanza", himno "Vexilla Regis": Liturgia de la Horas).
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