viernes, 3 de octubre de 2014
276. ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en el designio divino de salvación? (Tercera parte - continuación)
(Compendio 276 - repetición) En la Antigua Alianza, la Eucaristía fue
anunciada sobre todo en la cena pascual, celebrada cada año por los judíos con
panes ázimos, como recuerdo de la salida apresurada y liberadora de Egipto.
Jesús la anunció en sus enseñanzas y la instituyó celebrando con los Apóstoles
la Última Cena durante un banquete pascual. La Iglesia, fiel al mandato del
Señor: «Haced esto en memoria mía» (1 Co 11, 24), ha celebrado siempre la
Eucaristía, especialmente el domingo, día de la resurrección de Jesús.
Resumen
(C.I.C 1419) Cristo,
que pasó de este mundo al Padre, nos da en la Eucaristía la prenda de la gloria
que tendremos junto a Él: la participación en el Santo Sacrificio nos
identifica con su Corazón, sostiene nuestras fuerzas a lo largo del peregrinar
de esta vida, nos hace desear la Vida eterna y nos une ya desde ahora a la
Iglesia del cielo, a la Santa Virgen María y a todos los santos.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1341) El
mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras "hasta que
venga" (1Co 11,26), no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que
hizo. Requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su
muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre. (C.I.C 1342) Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del
Señor. De la Iglesia de Jerusalén se dice: “Acudían asiduamente a la enseñanza
de los apóstoles, fieles a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las
oraciones [...] Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un
mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría
y con sencillez de corazón”(Hch 2,42. 46).
Para la reflexión
(C.I.C 1343) Era
sobre todo "el primer día de la semana", es decir, el domingo, el día
de la resurrección de Jesús, cuando los cristianos se reunían para "partir
el pan" (Hch 20,7). Desde entonces hasta nuestros días la celebración de
la Eucaristía se ha perpetuado, de suerte que hoy la encontramos por todas
partes en la Iglesia, con la misma estructura fundamental. Sigue siendo el
centro de la vida de la Iglesia. (C.I.C 1344)
Así, de celebración en celebración, anunciando el misterio pascual de Jesús
"hasta que venga" (1Co 11, 26), el pueblo de Dios peregrinante
"camina por la senda estrecha de la cruz" (Ad gentes, 1) hacia el banquete celestial, donde todos los elegidos
se sentarán a la mesa del Reino. [Fin]
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