domingo, 19 de octubre de 2014
287. ¿Por qué la Eucaristía es el banquete pascual? (Primera parte)
(Compendio 287) La Eucaristía es el
banquete pascual porque Cristo, realizando sacramentalmente su Pascua, nos
entrega su Cuerpo y su Sangre, ofrecidos como comida y bebida, y nos une con Él
y entre nosotros en su sacrificio.
Resumen
(C.I.C 1406) Jesús
dijo: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan,
vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida
eterna [...] permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 51. 54. 56). (C.I.C
1409) La Eucaristía es el memorial de la Pascua de
Cristo, es decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y
la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1382) La misa
es, a la vez e inseparablemente, el memorial sacrificial en que se perpetúa el
sacrificio de la cruz, y el banquete sagrado de la comunión en el Cuerpo y la
Sangre del Señor. Pero la celebración del sacrificio eucarístico está
totalmente orientada hacia la unión íntima de los fieles con Cristo por medio
de la comunión. Comulgar es recibir a Cristo mismo que se entregó por nosotros. (C.I.C 1384)
El Señor nos dirige una invitación urgente a recibirle en el sacramento de la
Eucaristía: "En verdad en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo
del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros" (Jn
6,53).
Para la reflexión
(C.I.C 1383) El altar, en torno al cual la Iglesia se
reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos de un
mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más
cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio
de la asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra
reconciliación y como alimento celestial que se nos da. "¿Qué es, en
efecto, el altar de Cristo sino la imagen del Cuerpo de Cristo?", dice san
Ambrosio (San Ambrosio, De sacramentis
5,7: PL 16, 447), y en otro lugar: "El altar representa el Cuerpo (de
Cristo), y el Cuerpo de Cristo está sobre el altar" (De sacramentis 4,7: PL 16, 437). La liturgia expresa esta unidad
del sacrificio y de la comunión en numerosas oraciones. Así, la Iglesia de Roma
ora en su anáfora: “Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta
ofrenda sea llevada a tu presencia hasta el altar del cielo, por manos de tu
ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar
aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición” (Plegaria Eucarística I o Canon Romano 96; Misal Romano). (Continua)
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