jueves, 2 de octubre de 2014

276. ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en el designio divino de salvación? (Segunda parte - continuación)



276. ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en el designio divino de salvación? (Segunda parte - continuación)   


(Compendio 276 - repetición) En la Antigua Alianza, la Eucaristía fue anunciada sobre todo en la cena pascual, celebrada cada año por los judíos con panes ázimos, como recuerdo de la salida apresurada y liberadora de Egipto. Jesús la anunció en sus enseñanzas y la instituyó celebrando con los Apóstoles la Última Cena durante un banquete pascual. La Iglesia, fiel al mandato del Señor: «Haced esto en memoria mía» (1 Co 11, 24), ha celebrado siempre la Eucaristía, especialmente el domingo, día de la resurrección de Jesús.

Resumen

(C.I.C 1419) Cristo, que pasó de este mundo al Padre, nos da en la Eucaristía la prenda de la gloria que tendremos junto a Él: la participación en el Santo Sacrificio nos identifica con su Corazón, sostiene nuestras fuerzas a lo largo del peregrinar de esta vida, nos hace desear la Vida eterna y nos une ya desde ahora a la Iglesia del cielo, a la Santa Virgen María y a todos los santos. 

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 1337) El Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor (Jn 13,1-17). Para dejarles una prenda de este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua, instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno, "constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo Testamento" (Concilio de Trento: DS 1740). (C.I.C 1338) Los tres evangelios sinópticos y San Pablo nos han transmitido el relato de la institución de la Eucaristía; por su parte, San Juan relata las palabras de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, palabras que preparan la institución de la Eucaristía: Cristo se designa a sí mismo como el pan de vida, bajado del cielo (cf. Jn 6).   

Para la reflexión

(C.I.C 1339) Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en Cafarnaúm: dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre: “Llegó el día de los Azimos, en el que se había de inmolar el cordero de Pascua; [Jesús] envió a Pedro y a Juan, diciendo: ‘Id y preparadnos la Pascua para que la comamos’ [...] fueron [...] y prepararon la Pascua. Llegada la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: ‘Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios' [...] Y tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío’. De igual modo, después de cenar, el cáliz, diciendo: ‘Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros’ (Lc 22,7-20; cf. Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; 1Co 11,23-26). (C.I.C 1340) Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino.  (Continua)   

(Continua la pregunta: ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en el designio divino de salvación?)

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