domingo, 28 de septiembre de 2014
273. ¿Cómo instituyó la Eucaristía?
(Compendio 273) Después de reunirse con los
Apóstoles en el Cenáculo, Jesús tomó en sus manos el pan, lo partió y se lo
dio, diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo que será
entregado por vosotros». Después tomó en sus manos el cáliz con el vino y les
dijo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre
de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los
hombres, para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía».
Resumen
(C.I.C 1338) Los
tres evangelios sinópticos y San Pablo nos han transmitido el relato de la
institución de la Eucaristía; por su parte, San Juan relata las palabras de
Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, palabras que preparan la institución de la
Eucaristía: Cristo se designa a sí mismo como el pan de vida, bajado del cielo
(cf. Jn 6). (C.I.C 1406) Jesús dijo: "Yo
soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre
[...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna [...] permanece
en mí y yo en él" (Jn 6, 51. 54. 56).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1339) Jesús
escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en
Cafarnaúm: dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre: “Llegó el día de los
Azimos, en el que se había de inmolar el cordero de Pascua; [Jesús] envió a
Pedro y a Juan, diciendo: ‘Id y preparadnos la Pascua para que la comamos’
[...] fueron [...] y prepararon la Pascua. Llegada la hora, se puso a la mesa
con los apóstoles; y les dijo: ‘Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros
antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su
cumplimiento en el Reino de Dios' [...] Y tomó pan, dio gracias, lo partió y se
lo dio diciendo: ‘Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced
esto en recuerdo mío’. De igual modo, después de cenar, el cáliz, diciendo:
‘Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre, que va a ser derramada por
vosotros’ (Lc 22,7-20; cf. Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; 1Co 11,23-26). (C.I.C
1340) Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en
el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua
judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección,
la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da
cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la
gloria del Reino.
Para la reflexión
(C.I.C 1337) El
Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había
llegado la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el
transcurso de una cena, les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor (Jn
13,1-17). Para dejarles una prenda de este amor, para no alejarse nunca de los
suyos y hacerles partícipes de su Pascua, instituyó la Eucaristía como memorial
de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su
retorno, "constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo Testamento"
(Concilio de Trento: DS 1740). (C.I.C 1365) Por ser memorial de la
Pascua de Cristo, la Eucaristía es
también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se
manifiesta en las palabras mismas de la institución: "Esto es mi Cuerpo
que será entregado por vosotros" y "Esta copa es la nueva Alianza en
mi sangre, que será derramada por vosotros" (Lc 22,19-20). En la
Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la
sangre misma que "derramó por muchos […] para remisión de los
pecados" (Mt 26,28).
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