miércoles, 17 de septiembre de 2014
264. ¿Cuál es el significado del nombre cristiano recibido en el Bautismo?
(Compendio 264) El nombre es importante
porque Dios conoce a cada uno por su nombre, es decir, en su unicidad. Con el
Bautismo, el cristiano recibe en la Iglesia el nombre propio, preferiblemente
de un santo, de modo que éste ofrezca al bautizado un modelo de santidad y le
asegure su intercesión ante Dios.
Resumen
(C.I.C 2158) Dios llama a cada uno por su
nombre (Cf. Is 43, 1; Jn 10, 3). El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre
es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo
lleva.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2167) Dios llama a cada uno por su
nombre (Cf.. Is 43, 1). (C.I.C 2156) El sacramento del Bautismo es conferido
‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’ (Mt 28,19). En el
bautismo, el nombre del Señor santifica al hombre, y el cristiano recibe su
nombre en la Iglesia. Puede ser el nombre de un santo, es decir, de un
discípulo que vivió una vida de fidelidad ejemplar a su Señor. Al ser puesto
bajo el patrocinio de un santo, se ofrece al cristiano un modelo de caridad y
se le asegura su intercesión. El ‘nombre de bautismo’ puede expresar también un
misterio cristiano o una virtud cristiana. ‘Procuren los padres, los padrinos y
el párroco que no se imponga un nombre ajeno al sentir cristiano’ (CIC canon
855). (C.I.C 2157) El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus
acciones con la señal de la cruz, “en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén”. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e
invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del
Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las
dificultades.
Para la reflexión
(C.I.C 2158) Dios llama a cada uno por su
nombre (Cf. Is 43, 1; Jn 10, 3). El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre
es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo
lleva. (C.I.C 2159) El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino
de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre
de Dios brillará a plena luz. ‘Al vencedor […] le daré una piedrecita blanca, y
grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo
recibe’ (Ap 2, 17). ‘Miré entonces y había un Cordero, que estaba en pie sobre
el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en
la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre’ (Ap 14, 1).
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