miércoles, 3 de septiembre de 2014
255. ¿Desde cuándo y a quién administra la Iglesia el Bautismo?
(Compendio 255) Desde el día de Pentecostés, la Iglesia
administra el Bautismo al que cree en Jesucristo.
Resumen
(C.I.C 1276) "Id, pues, y
haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he
mandado" (Mt 28,19-20).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1226) Desde el día de
Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En
efecto, San Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación:
"Convertíos […] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre
de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo" (Hch 2,38). Los Apóstoles y sus colaboradores ofrecen el
bautismo a quien crea en Jesús: judíos, hombres temerosos de Dios, paganos (Hch
2,41; 8,12-13; 10,48; 16,15). El Bautismo aparece siempre ligado a la fe:
"Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa", declara San
Pablo a su carcelero en Filipos. El relato continúa: "el carcelero
inmediatamente recibió el bautismo, él y todos los suyos" (Hch 16,31-33). (C.I.C
1228) El Bautismo es, pues, un baño de agua en el que
la "semilla incorruptible" de la Palabra de Dios produce su efecto
vivificador (cf. 1P 1,23; Ef 5,26). San Agustín dirá del Bautismo: Accedit verbum ad elementum, et fit
sacramentum ("Se une la palabra a la materia, y se hace el sacramento").
(San Agustín, In Iohannis evangelium
tractatus, 80,3: PL 35, 1840).
Para la reflexión
(C.I.C 1227) Según el apóstol San
Pablo, por el Bautismo el creyente participa en la muerte de Cristo; es
sepultado y resucita con Él: “¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados
en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él
sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue
resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también
nosotros vivamos una vida nueva” (Rm 6,3-4; cf. Col 2,12). Los bautizados se
han "revestido de Cristo" (Ga 3,27). Por el Espíritu Santo, el
Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica (cf. 1Co 6,11; 12,13). (C.I.C
790) Los creyentes que responden a la Palabra de Dios y se hacen miembros del
Cuerpo de Cristo, quedan estrechamente unidos a Cristo: "La vida de Cristo
se comunica a a los creyentes, que se unen a Cristo, muerto y glorificado, por
medio de los sacramentos de una manera misteriosa pero real" (Lumen gentium, 7). Esto es
particularmente verdad en el caso del Bautismo por el cual nos unimos a la
muerte y a la Resurrección de Cristo (cf. Rm 6, 4-5; 1 Co 12, 13), y en el caso
de la Eucaristía, por la cual, "compartimos realmente el Cuerpo del Señor,
que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros" (Lumen gentium, 7).
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