domingo, 27 de julio de 2014
223. ¿Cómo actúa el Espíritu Santo en la liturgia respecto de la Iglesia? (Cuarta parte - continuación)
(Compendio 22 - repetición) En la
liturgia se realiza la más estrecha cooperación entre el Espíritu Santo y la
Iglesia. El Espíritu Santo prepara a la Iglesia para el encuentro con su Señor,
recuerda y manifiesta a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes, hace
presente y actualiza el Misterio de Cristo, une la Iglesia a la vida y misión
de Cristo y hace fructificar en ella el don de la comunión.
Resumen
(C.I.C 1112) La misión del Espíritu Santo en la liturgia de
la Iglesia es la de preparar la asamblea para el encuentro con Cristo; recordar
y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes; hacer presente y
actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer
fructificar el don de la comunión en la Iglesia.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1100) La Palabra de Dios. El Espíritu Santo
recuerda primeramente a la asamblea litúrgica el sentido del acontecimiento de
la salvación dando vida a la Palabra de Dios que es anunciada para ser recibida
y vivida: “La importancia de la Sagrada Escritura en la celebración de la
liturgia es máxima. En efecto, de ella se toman las lecturas que luego se
explican en la homilía, y los salmos que se cantan; las preces, oraciones e
himnos litúrgicos están impregnados de su aliento y su inspiración; de ella
reciben su significado las acciones y los signos (Sacrosanctum Concilium, 24). (C.I.C
1101) El Espíritu Santo es quien da a los lectores y
a los oyentes, según las disposiciones de sus corazones, la inteligencia
espiritual de la Palabra de Dios. A través de las palabras, las acciones y los
símbolos que constituyen la trama de una celebración, el Espíritu Santo pone a
los fieles y a los ministros en relación viva con Cristo, Palabra e Imagen del
Padre, a fin de que puedan hacer pasar a su vida el sentido de lo que oyen,
contemplan y realizan en la celebración.
Para la reflexión
(C.I.C 1102) "La fe se
suscita en el corazón de los no creyentes y se alimenta en el corazón de los
creyentes con la palabra […] de la salvación. Con la fe empieza y se desarrolla
la comunidad de los creyentes" (Presbyterorum
Ordinis, 4). El anuncio de la Palabra de Dios no
se reduce a una enseñanza: exige la respuesta
de fe, como consentimiento y compromiso, con miras a la Alianza entre Dios
y su pueblo. Es también el Espíritu Santo quien da la gracia de la fe, la
fortalece y la hace crecer en la comunidad. La asamblea litúrgica es ante todo
comunión en la fe. (Continua)
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