jueves, 24 de julio de 2014
223. ¿Cómo actúa el Espíritu Santo en la liturgia respecto de la Iglesia? (Primera parte)
(Compendio 223) En la liturgia se realiza la más estrecha
cooperación entre el Espíritu Santo y la Iglesia. El Espíritu Santo prepara a
la Iglesia para el encuentro con su Señor, recuerda y manifiesta a Cristo a la
fe de la asamblea de creyentes, hace presente y actualiza el Misterio de
Cristo, une la Iglesia a la vida y misión de Cristo y hace fructificar en ella
el don de la comunión.
Resumen
(C.I.C 1112) La misión del Espíritu Santo en la liturgia de
la Iglesia es la de preparar la asamblea para el encuentro con Cristo; recordar
y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes; hacer presente y
actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer
fructificar el don de la comunión en la Iglesia.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1091) En la Liturgia, el
Espíritu Santo es el pedagogo de la fe del Pueblo de Dios, el artífice de las
"obras maestras de Dios" que son los sacramentos de la Nueva Alianza.
El deseo y la obra del Espíritu en el corazón de la Iglesia es que vivamos de
la vida de Cristo resucitado. Cuando encuentra en nosotros la respuesta de fe
que él ha suscitado, entonces se realiza una verdadera cooperación. Por ella,
la liturgia viene a ser la obra común del Espíritu Santo y de la Iglesia. (C.I.C
1092) En esta dispensación sacramental del misterio
de Cristo, el Espíritu Santo actúa de la misma manera que en los otros tiempos
de la economía de la salvación: prepara la Iglesia para el encuentro con su
Señor, recuerda y manifiesta a Cristo a la fe de la asamblea; hace presente y
actualiza el misterio de Cristo por su poder transformador; finalmente, el
Espíritu de comunión une la Iglesia a la vida y a la misión de Cristo.
Para la reflexión
(C.I.C 1093) El Espíritu Santo
realiza en la economía sacramental las figuras de la Antigua Alianza. Puesto que la Iglesia de Cristo estaba
"preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la
Antigua Alianza" (Lumen gentium,
2), la Liturgia de la Iglesia conserva como una parte integrante e
irremplazable, haciéndolos suyos, algunos elementos del culto de la Antigua
Alianza: – principalmente la lectura del Antiguo Testamento; – la oración de
los Salmos; – y sobre todo la memoria de los acontecimientos salvíficos y de
las realidades significativas que encontraron su cumplimiento en el misterio de
Cristo (la Promesa y la Alianza; el Exodo y la Pascua, el Reino y el Templo; el
Exilio y el Retorno). (Continua)
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